domingo, 28 de enero de 2018

SALAMANCA 100 AÑOS DEL COLEGIO PROFESIONAL DE ENFERMEROS




Autor: Carlos Álvarez Nebreda. Búsqueda documental: Diego García Climent, Marina Aparicio Velasco y Ruth María Sánchez Albarrán. Área informática: David González Martín. Área administrativa: María José Ibáñez Colás. Diseño y maquetación: Carolina Ramos Marín y Fotografía: Fernando Bermejero.

FOTO 1 Portada del libro de los 100 años de historia

El libro en su índice presenta 6 capítulos, en el primero trata sobre Los Sangradores y el Fuero Juzgo de Eurico. Las primeras enseñanzas universitarias (s. XIII al XV). Cofradías, gremios y oficios. Protomedicato, Protocirujanato y Protobarberato. Sangradores, Comadronas y Practicantes. La Enfermera y la primera escuela de enfermeras de España.

En el segundo: la organización colegial en la segunda mitad del siglo XIX. En el tercero: el asociacionismo corporativo entre 1902 y 1929. En el cuarto: la aportación del Colegio de Practicantes y Matronas de Salamanca, antes de la colegiación obligatoria. En el quinto: la Colegiación Oficial y en el sexto: los Colegios profesionales en la etapa democrática.

En las palabras de su Presidenta Carmen Sánchez Macarro, en la presentación del libro nos decía que el Colegio Profesional de Enfermeras y Enfermeros de Salamanca, cumple cien años. Cien años de lucha y esfuerzo por dignificar la profesión. Cien años en los que nuestros ancestros, practicantes, matronas y enfermeras, en situaciones complicadísimas, casi límites, sin medios de transporte para desplazarse entre los distintos pueblos de la provincia, burros y bicicletas normalmente, sin más salario en muchos casos que los alimentos que les aportaban los municipios o familias a cambio de la asistencia sanitaria derivada de sus conocimientos, en ausencia de centros sanitarios donde equipos de profesionales con moderno aparataje pudieran en un momento determinado sacarles de un apuro, sin cobertura social en los términos en los que hoy lo conocemos (desempleo, sanidad, pensiones, etc.), sin apoyo legal en sus inicios, sin locales, sin teléfonos, ni fijos ni móviles, en fin, en circunstancias que ninguno de los lectores les gustaría revivir, estos compañeros sacaron fuerza de flaqueza, y no solo sacaron adelante a sus familias, sino que se esforzaron por dignificar la profesión, agrupándose inicialmente bajo distintas denominaciones, agrupaciones, asociaciones, sociedades, colegios, etc., de ámbito municipal; editando medios de comunicación profesional después; uniéndose a compañeros de otras provincias que estaban en situaciones similares a la suya; elaborando estatutos y reglamentos de funcionamiento y, por último, exigiendo a las autoridades políticas y administrativas su oficialización que no llegó hasta 1929.

Las primeras enfermeras formadas bajo el auspicio del Dr. Rubio y Gali en 1896, no podían mirar a los médicos directamente a los ojos y, cuando pasaban con ellos visita, no podían intervenir salvo que fueran requeridas para ello, y la respuesta debería ser breve, a ser posible un sí o un no.

Hoy hablamos de enfermeras que son decanas de facultad, doctoras, gerentes, directoras generales, parlamentarias, consejeras de sanidad, alcaldesas. Un crecimiento exponencial que hoy quiero poner en valor.

Los Sangradores y el Fuero Juzgo de Eurico
El primer texto legal, la primera referencia que conocemos de lo que acabó siendo una de las actividades más desarrolladas y reconocidas por las denominadas profesiones auxiliares a la médica, la sangría, está recogida en el Libro undécimo del Fuero Juzgo de Eurico, que trata “de los enfermos, e de los físicos, e de los mercaderos”. En su capítulo I trata “de los casos en los que los médicos y cirujanos pueden exercer sus oficios con las mugeres”.

Es la primera referencia de las que se tiene constancia documental reflejada en una norma oficial sobre una actividad, la sangría, que acabó conformando un oficio, el de Sangrador, cuyas funciones fueron en el año 1857 asumidas por los practicantes, una vez regularizados por D. Claudio Moyano Samaniego mediante la Ley de Instrucción Pública de 9 de septiembre de 1857, en cuyo artículo 40 se establece la supresión de ministrantes y cirujanos menores siendo asumidas sus funciones por los practicantes.

Aunque no hay unanimidad entre los distintos estudiosos e investigadores del citado código, podríamos decir que una mayoría data esta obra en la época de los Visigodos, cuando el Rey Eurico (c. 420 - 484) publicó el “Codex Euricianus”; también denominado Código Eurico, que era una recopilación, a modo de cuerpo legal del derecho visigodo publicado en el denominado Reino de Tolosa (Toulouse. Francia) y que abarcaba una gran parte de la Península Ibérica. En él se hacía referencia a la función de los sangradores en los siguientes términos:
Nengun físico debe sangrar, nen medicinar
moyer libre si non estudiere ó so padre ó so madre delante
ó sos fiyos ó sos hermanos, ó sos tios, ó otros sos parientes:
fueras ende si la dolor la cocha mocho, asi que non podan
atender aquelos parientes..…”.

FOTO 2 El libro de los Jueces o Fuero Juzgo. Eurico

La importancia de este código, el primero que redactó un monarca de estirpe germánica, y que sirvió de base para futuros fueros, como la Lex Sálica, la Lex Burgundionum, o la Lex Baiuwariorum (de los salios, borgoñones y bávaros, respectivamente), radica en que recoge el derecho de la práctica, de lo cotidiano.

Las primeras enseñanzas universitarias
La introducción en España de las enseñanzas universitarias se produce durante el reinado de Alfonso VIII de Castilla que crea la Universidad de Palencia entre los años 1208 y 1212, no existiendo certeza sobre la fecha de su fundación, que ocurrió aprovechando la existencia de las escuelas episcopales. Fundamentalmente sus enseñanzas versaban sobre artes, teología y ciencias jurídicas. Sin embargo su existencia fue efímera, tras el fallecimiento de Alfonso VIII en el año 1214, la universidad entró en crisis y, tras no pocos intentos de mantenerla activa por parte del Monarca Fernando III de Castilla, e incluso por la protección del Papa Honorio III y la mediación del Papa Urbano IV, que le dio los mismos privilegios con los que contaba la Universidad de París, esta no pudo superar la crisis y dejó de impartir enseñanzas en el año 1263.

La Universidad de Salamanca es la quinta universidad más antigua de Europa y la primera de España que se mantiene en activo, después de las de Bolonia, Oxford, Cambridge y París.

Fue la primera institución educativa europea que obtuvo el título de Universidad por Real Cédula de Alfonso X El Sabio, el 9 de noviembre de 1252, ratificada posteriormente por el Papa Alejandro IV mediante la “licentia ubique docendi” en el año 1255. Inicialmente se impartieron enseñanzas de derecho, medicina, lógica, gramática y música. Salamanca es la primera universidad en la que se imparten enseñanzas de Medicina.

FOTO 3 Porras ilustrado y examen para cirujanos latinos y romancistas

En el ámbito español, a partir de 1254 aparece el título de Medicina, siendo la primera en tenerlo, el Estudio General de Salamanca, siguiéndola Coimbra (1308, trasladada desde el Estudio General de Lisboa de 1290), Universidad de Valladolid (en 1241), Alcalá de Henares (1293, refundada por Cisneros en 1499), Lérida (1300), la Sapienza (Roma, 1303), Aviñón (1303), Orleans (1306), la Universidad Carolina (Praga, 1348), la Sertoriana (Huesca, 1353), la Jagellónica (Cracovia, Polonia, 1363), Viena (1365), Universidad de Pécs (Pécs, Hungría, 1367), Heidelberg (1386), Colonia (1368) y, ya al final del periodo medieval, Lovaina (1425) y Upsala (1477). La Medicina gozaba de un gran prestigio la Escuela Médica Salernitana, con raíces árabes, que provenía del siglo IX; y en 1220 empezó a rivalizar con ella la Facultad de Medicina de Montpellier.

Cofradías, gremios y oficios
Entre los siglos XII y XV, las ciudades europeas se ven envueltas en un nuevo sistema de organización mercantil que transforma completamente su sistema organizativo y productivo. Fruto de estos cambios, las grandes urbes se ven obligadas a cambiar su sistema de organización urbana, tanto en el terreno económico como en el social y organizativo. El trabajo se dignifica, se establecen divisiones sociales en función del prestigio o poder que genera la actividad. A modo de ejemplo, en Valencia esta división social tenía distintos nombres, la “ma major”, que la integraban médicos, abogados, grandes propietarios y comerciantes; la “ma mitjana” que la conformaban las denominadas clases medias, mercaderes, artesanos, etc., y la “ma menuda” compuesta por tenderos u oficios menores.

Surge la necesidad de agruparse, de asociarse. Lo que es imposible de alcanzar a nivel individual, existe la posibilidad de conseguirlo a nivel colectivo, y los gremios y cofradías son instrumentos que facilitan ese fin.

Lo primero es la existencia del oficio, que es la práctica laboral diferenciada con la que se identifican, por ser común a un grupo de productores. Se introduce una participación genérica en los artesanos que es reconocida por la legislación foral e incorporada a las ordenanzas municipales por los monarcas cristianos en la Baja Edad Media. Los propios artesanos se denominan a sí mismo por la profesión que ejercen en el momento. Esta regulación o incorporación al ordenamiento jurídico municipal, no es todavía un reconocimiento como tales organizaciones profesionales, pero este no tardará en llegar, sancionando definitivamente la participación corporativa y su creciente incidencia en el tejido institucional y económico de las ciudades.

Las cofradías son congregaciones o hermandades que forman algunos devotos, con autorización competente para ejercitarse en obras de piedad. A iniciativa de la iglesia, nacen y se desarrollan cofradías que agrupan a individuos de un mismo oficio. Estas cofradías por lo general se ponen bajo la advocación de un patrón, solían fundar un hospital y realizaban distintas obras asistenciales y benéficas entre sus miembros, pero también hacían obras asistenciales a pobres y peregrinos.

El gremio es una corporación formada por los maestros, oficiales y aprendices de una misma profesión u oficio, regida por ordenanzas o estatutos especiales. Así, el gremio de los herreros, panaderos, cantineros, etc., tomaron cuerpo cuando en la Edad Media las ciudades empezaron a tener importancia en la historia.

En este contexto, surgen órdenes de carácter militar, religioso y seglar que centraban gran parte de sus esfuerzos a cuidar a los necesitados, a los menesterosos. Así, surgen en torno a las hermandades militares los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, fundada en Italia en el siglo XI, y que tenían como objetivo la difusión de la caridad cristiana. Esta orden posteriormente modificó su denominación por la de Caballeros de Roda, y por último por la de Caballeros de Malta.

Algunos autores señalan que la orden más antigua es la de los Caballeros de San Lázaro de Jerusalén, que se dedicaba a la asistencia a peregrinos que acudían a visitar los santos lugares.

En el ámbito de las órdenes religiosas quizá la más destacada fue la de San Francisco de Asís (1182 - 1226) que llegó a fundar tres órdenes, la de los Frailes Menores, la de las Clarisas Pobres y la de los Terciarios. En esta última figuraba Santa Isabel de Hungría, hija de la Casa Real que destinó su riqueza a los pobres, construyendo hospitales. Estas mismas autoras, hacen referencia como órdenes seglares más relevantes y que hicieron una gran contribución a la enfermería dado que cuidaban a los enfermos, a los pobres, a los abandonados y a los huérfanos en sus propias comunidades, a los Hermanos Hospitalarios de San Antonio, las Beguinas de Flandes y las Hermanas del Hotel Dieu de París. Estas últimas, eran hermanas que ejercían de enfermeras y pasaban la vida en las salas del hospital, solo salían cuando había que visitar enfermos.

FOTO 4 Premática para el examen de médicos y cirujanos, 1617. Doctrina moderna para los Sangradores, 1724

Las Cofradías
Las Cofradías son instrumentos utilizados por fieles, normalmente católicos, que tienen en común la veneración de Santos o Vírgenes.

“La Cofradía surge como acuerdo mutuo entre los hombres, sin intervención de poderes extraños, ni intromisiones de los mismos, y sí sólo con la aprobación de la Iglesia”.

Distintos estudiosos que profundizan sobre el origen de las cofradías llegan incluso a ubicarlas con el mismo nacimiento de Cristo. En el Canon 298 del Código de Derecho Canónico, se recoge lo siguiente: «Existen en la Iglesia asociaciones en las que los fieles, clérigos o laicos, o clérigos junto con laicos, trabajando unidos, buscan fomentar una vida más perfecta, promover el culto público o la doctrina cristiana, o realizar otras actividades de apostolado, a saber, iniciativas para la evangelización, el ejercicio de obras de piedad o de caridad y la animación con espíritu cristiano del orden temporal”.

Como puede observarse, es la relación existente entre el trabajo, la unión, la fe cristiana y las obras de caridad, la que justifica la creación de este tipo de organizaciones. Como recoge el profesor Ventosa, sobre esa base se proyecta “el amparo en los casos de indigencia o dolencia a los cofrades, llegando incluso a contemplar el ingreso hospitalario no solo a los cofrades sino también a sus familiares e incluso sirvientes”.

Estas cofradías se crean en función de necesidades distintas. Las que se dedican a la asistencia a enfermos son las que más nos interesan en este trabajo y por tanto damos una especial relevancia a las Cofradías Hospitalarias que atendían a enfermos o peregrinos en asilos, lazaretos, o casas de acogida de distinto tipo. Quizá una de las primeras cofradías hospitalarias destinada para la atención de los peregrinos fue la fundada en Jerusalén en 1048 por mercaderes de Amalf, pero también las había con un objetivo benéfico social atendiendo a presos, llevando comida a los hambrientos, etc., lo que de alguna manera sirvió como base, al menos conceptual, a los montepíos y socorros mutuos que siglos más tarde crearon los colegios profesionales para atender a las viudas e hijos de las profesiones auxiliares a la médica.

En Palencia se crea el Hospital de San Antolín, fundado hacia el año 1148 y que prolongó su actividad ininterrumpidamente hasta 1977. Disponía de un reglamento o constitución, que sirvió de guía para gestionar dicho hospital, escrito en 1397 y posteriormente reeditado o actualizado en 1560.

En Salamanca se crea el Hospital del Estudio el 30 de marzo de 1413, siendo Rey de Castilla Juan II, y lo hace a petición del rector y del claustro. El Rey dona a la universidad una casa en la Rúa Nueva, (hoy calle de Los Libreros), donde se edifica el primer hospital del estudio, siendo el Obispo Lope de Barrientos quien ejerce el mecenazgo. En 1483, la Universidad compra casas que lindaban con el hospital ampliando así su superficie y servicios quedando concluida en el año 1492. Su función fundamental era el hospedaje de estudiantes y necesitados.

Sobre como empiezan a organizarse las clases sanitarias a través de las cofradías, existe documentación concreta a partir de la Edad Media. Así, el profesor Albarracín, citando al doctor Sánchez Granjel recoge lo siguiente: “antes de finalizar el siglo XIV se constituye en León una Cofradía de cirujanos aprobada por el Rey Juan I en 1392, si bien con anterioridad un Colegio con “examinadores”. Este mismo autor recoge también que es en el siglo XV cuando cobran efectividad los Colegios Profesionales liberales poniendo como ejemplo que, en Barcelona, en el año 1408 se crea una Cofradía de Barberos y Cirujanos elevada en el año 1445 por Alfonso V a la categoría de Colegio; en 1443 se aprueban las constituciones del Colegio de Cirujanos de Valencia; en Zaragoza desde 1455, y en Huesca, la cofradía de San Lucas y los santos médicos de San Cosme y San Damián que agrupa, desde 1480 a “físicos”, cirujanos y especieros”.

Se tiene también constancia documental de que en el año 1354 se publican las Ordenanzas de Pedro IV de Aragón, (escritas por Bernardo de Cabrera en 34 capítulos) en las que se especifica por primera vez el mandato de embarque del cirujano y médico con las herramientas necesarias para el ejercicio a bordo de los navíos.

FOTO 5 Instrucción de enfermeros para aplicar los remedios

Con respecto al papel jugado por Barberos y Sangradores en Iberoamérica, nuevamente Raúl Expósito González, reconocido investigador de la profesión enfermera, residente en Puertollano, presentó un magnífico trabajo en el Congreso de Historia de la Enfermería de 2007 en el que textualmente se recoge:

“En España, durante gran parte de la Edad Media médicos y cirujanos eran considerados “físicos” hasta que por medio del Fuero Real de 1225 los médicos pasaron a denominarse exclusivamente físicos y los cirujanos “maestros de llagas”.

Estos maestros cirujanos” de toga larga estudiaban en los Colegios de Cirugía, eran clericales y conocedores del latín, lengua en que estaban escritos los grandes tratados médicos y por ello son conocidos como cirujanos latinos. Por debajo de estos se encontraban los cirujanos romancistas o de ropa corta, no hablaban el latín y con frecuencia eran iletrados.
La pasantía al lado de un cirujano aprobado o en un hospital era el único modo de aprender el oficio. Más abajo en el escalafón se encontraban los cirujanos–barberos relegados a las cirugías menores tales como sacar muelas, poner ventosas, realizar sangrías que venían siendo desempeñadas por los barberos de la Península desde antes de la cristiandad, funciones que continuaron desarrollando tras la entrada del cristianismo en España”.

Pero también se unían en cofradías para formar cuerpo y así poder realizar una mayor presión ante las autoridades para la regulación de la profesión, y evitar en gran medida el intrusismo de charlatanes, curanderos y visionarios.

Así, médicos, cirujanos, barberos, boticarios y veterinarios se congregaron bajo el patronazgo de los Santos Cosme y Damian durante los siglos XVI y XVII, que pasaron a denominarse: Cofradía de Barberos y Cirujanos, Cofradía de Nuestra Señora de la Concepción y Santos Mártires San Cosme y San Damian, Cofradía de San Cosme y San Damian, y Cofradía de los Santos Mártires de los Señores San Cosme y San Damian. En un momento dado, estas cofradías llegaron incluso a examinar a los que querían avanzar en esta profesión de cirujanos.

Se tiene constancia documental que en el año 1339, las denominadas «Hermandades de mareantes» se establecieron en la costa cantábrica y perduraron hasta 1868, constituyendo cofradías de auxilio a los enfermos. Estas cofradías tenían sus propios cirujanos-sangradores. También en el siglo XII se tiene constancia documental de la fundación en París de la Cofradía de San Cosme, un gremio de cirujanos.

Los Gremios
El origen de los gremios en España está íntimamente ligado al desarrollo industrial en el siglo XVI, si bien existen antecedentes que datan incluso del siglo XI. Se entiende como tal la unión de distintos profesionales o artesanos de una misma actividad para la defensa de sus intereses comunes.

Las condiciones sobre su sistema organizativo fueron cambiando con el paso de los tiempos. En un principio era obligatorio asociarse para poder realizar cualquier tipo de actividad relacionada con un gremio específico.

Esto en la práctica representaba un interés mutuo para los profesionales y para la organización municipal, dado que permitían establecer un cierto orden en la política de precios y control de la calidad de los productos que ofrecían.

Aunque su ámbito era local, sorprendía su alto grado de organización, disponían de estatutos propios de constitución y funcionamiento, no solo la estructura jerárquica correspondiente sino también el tipo de contrato que debía establecerse, los distintos periodos de aprendizaje, e incluso en caso de fallecimiento del maestro, criterios para que pudiera heredar y/o explotar la viuda o hijos el negocio, horarios, festivos, etc.

Se tiene constancia que, en Valencia, los oficios mecánicos fueron adquiriendo una importancia política y económica de cierta consideración una vez que Pedro III firmó un privilegio en 1283 autorizando a los cuerpos de artes y oficios para que pudieran elegir anualmente, el día de Navidad, “quatro prohombres con facultad de ordenar, convocar y celebrar juntas entre los de u mismo arte para el mejor régimen de la industria y beneficio de la ciudad”.

A decir de unos de los profesionales que más han profundizado en la historia de la enfermería, el profesor Ventosa, “El sistema gremial tendía a convertir en soberano más bien al productor experto y especializado que al consumidor. Esta fue una de las fuentes de la ideología del profesionalismo que emergió en el siglo XIX”.

Los Oficios
La Real Academia define oficio en su tercera acepción como “Profesión de algún arte mecánica”. El oficio se relaciona con un trabajo de tipo físico, mecánico, manual, al que se llega desde la destreza, desde la práctica, desde la enseñanza del maestro al aprendiz con escasa o nula carga lectiva.

FOTO 6 La Real Escuela de Enfermeras de Santa Isabel de Hungría en el año 1896

La existencia de los oficios es consustancial al desarrollo del ser humano, pues se hacía preciso dotarse de herramientas y medios para la subsistencia, para la supervivencia. Puede decirse que desde la aparición del Homo Sapiens, el hombre ya empezó a utilizar herramientas muy rudimentarias que poco a poco se fueron perfeccionando hasta convertirse en oficios y más tarde en profesión. Gracias a la escenificación a través de las pinturas rupestres y de otras manifestaciones de características similares, tenemos conocimiento de la utilización de herramientas por parte del hombre para la caza, o su forma de vida en las cuevas.

Conocemos también la utilización del bronce, el hierro, el marfil, la piedra para la construcción de vasijas, armas y herramientas para la labranza o la caza.

Lo mismo ocurre en el desarrollo de los cuidados básicos del hombre para su mejor desarrollo. A modo de ejemplo, Homero ya mencionaba el oficio de barbero en el siglo VIII a.C. Juvenal también hace referencia a él en el siglo I, oficio que con el paso del tiempo y sobre todo en la Edad Media, compartía esa función con la de cirujano, pues no solo se encargaban de rasurar sino que también extraían muelas, aplicaban ventosas, extraían sangre a través de sanguijuelas o mediante rudimentarios bisturíes.

Al hacer referencia a los gremios y a las cofradías en el apartado anterior, se ha especificado con más detalle su sistema de organización y relación con las autoridades administrativas municipales, pero lo que hoy no se discute en el ámbito de los que hacemos de la enfermería motivo de estudio e investigación, es que la profesión enfermera, tal y como hoy la entendemos, fue un oficio que con el paso de los años transitó a profesión, siendo quizá los dos acontecimiento más relevantes y demostrativos de lo anteriormente expuesto, su entrada en la universidad en el año 1977, y el reconocimiento legal como profesión sanitaria titulada a través de la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias en el año 2004.

Protomedicato, Protocirujanato y Protobarberato
Al unirse las dos Coronas de Castilla y Aragón, los Reyes Católicos realizan un tremendo esfuerzo por reordenar toda la normativa existente y reguladora del ejercicio de las profesiones sanitarias. Con ello consiguen un doble objetivo, por un lado, regulan una profesión de indudable valor estratégico desde el punto de vista humanista y científico, y por otro, protegen a la población de charlatanes, visionarios e intrusos.

El Protomedicato tiene su amparo legal en la Ley de 30 de marzo de 1477 que recopila otros intentos reguladores existentes, como es el caso de las Leyes de Toro creadas en el año 1371, donde los médicos ejercían con documentos que les otorgaba la Cancillería Real, o el Tribunal de Alcaldes Mayores y Examinadores que en 1422 creara el monarca Juan II también en Castilla para examinar a aquellos que pretendieran ejercer el arte de la medicina y de la cirugía. La Ley de 30 de marzo de 1477 se ve complementada y desarrollada por las Ordenanzas de 1491 y 1498 fechadas en la Real Vega de Granada y de Alcalá.

El Real Tribunal del Protomedicato se crea en Castilla, en España, y se extiende a México, Perú y Argentina a lo largo del siglo XVI hasta su supresión en el siglo XIX. Podríamos asegurar que su máxima era evitar que los intrusos ejercieran la medicina y la cirugía.

Los Reyes Católicos mandaron establecer este tipo de institución por todos sus territorios, por lo que se conoce “la nueva España”, y se tiene constancia de que en México el 13 de enero de 1525, el ayuntamiento de la capital publica la primera norma al respecto en la que textualmente se recoge:
Que ninguna persona que no sea médico o cirujano examinado e tenga título, no sea osado de curar en medicina ni cirujía so pena de sesenta pesos de oro, porque hay algunos que por no saber lo que hacen, además de les llevar su hacienda les matan”.

En esta misma capital en 1575 se creó la Cátedra Prima de Medicina, que llevaba consigo la presidencia del Tribunal del Protomedicato. En 1630 se crea el Tribunal del Protomedicato de la Nueva España guardando como antecedente la disposición contenida en el Libro V, Título VI, Ley 1 de la recopilación de las Leyes de las Indias.

El Protomedicato
El Real Tribunal de Protomedicato era el cuerpo técnico responsable de la vigilancia y control del ejercicio de los médicos y de todos los oficios que guardaban relación con los aspectos sanitarios del reino. Examinaban, enjuiciaban causas civiles y criminales por los excesos cometidos en el ejercicio de sus oficios, velaban por el correcto ejercicio de la profesión, disponían quienes deberían ser los médicos de la Corona, velaban también por la formación de los profesionales y luchaban contra el intrusismo.

FOTO 7 La alimentación de régimen. La enfermera moderna

Sus funciones se extendían a físicos, médicos, boticarios, cirujanos, ensalmadores, especieros, y demás oficios que guarden relación con la salud de los moradores:
“Mandamos, que los Protomédicos y Alcaldes Examinadores Mayores, que de Nos tuvieren poder, lo sean en todos nuestros Reynos y Señoríos que agoran son ó fueren de aquí adelante, para exâminar los Físicos y Cirujanos, y ensalmadores, y Boticarios, y especieros, y herbolarios, y otras personas que en todo ó en parte usaren en estos officios, y en officios á ellos y á cada uno dellos annexo y connexô, ansi hombres como mugeres, de qualquier ley, estado, preeminencia y dignidad que sean; para que si los hallaren idóneos y pertenecientes, les den cartas de exámen y aprobación y licencia para que usen de los dichos officios, libre y desembargadamente, sin pena ni calumnia alguna; y que los que hallaren que no son tales para poder usar de los dichos oficios, ó de alguno dellos, los manden y defiendan que no usen dellos”.

Los Reyes Católicos se marcan un doble objetivo, por un lado, proteger a la población de charlatanes y visionarios, y por otro, ordenar las profesiones sanitarias de la época dotándolas de órganos superior en competencias formativas y examinadoras, interviniendoen asuntos de mala praxis e intrusismo y asesorandotambién a las autoridades políticas y judiciales.

Así, aprobaron la Ley de 30 de marzo de 1477 por la que se establece el Real Protomedicato y Junta Superior Gubernativa de Medicina, tribunal formado por los protomédicos y examinadores, que reconocía la suficiencia de quienes aspiraban a ser médicos, concediendo las licencias necesarias para el ejercicio de la práctica asistencial, convirtiéndose también en un órgano consultivo de la Casa Real.

El Protomedicato fue un órgano que colisionó desde sus inicios con las autoridades universitarias que impartían enseñanzas relacionadas con las ciencias del arte de curar, siendo eliminado y restaurado en distintas ocasiones. Así, inició su actividad, como ya se ha dicho en el año 1477, desapareciendo oficialmente en el año 1822; fue abolido en el año 1799 y restablecido nuevamente en el año 1801; posteriormente fue nuevamente abolido en el año 1804 y restaurado por la regencia de las cortes de Cádiz en 1811; Fernando VII lo suprimió de nuevo en 1814; y por último fue restablecido durante el trienio liberal (1820 - 1823), celebrando su última sesión el 28 de marzo de 1822.

Se tiene constancia de que los reyes españoles implantaron este modelo de reconocimiento de la suficiencia de quienes aspiraban a ser médicos, cirujanos, boticarios y parteras, concediendo las correspondientes licencias para el ejercicio profesional y convirtiéndose de hecho en un órgano consultivo en la recién descubierta América. Así, se implantó en México en el año 1527 y perduró en el tiempo hasta 1831, fecha en la que se publica la Ley de Cesación del Tribunal del Protomedicato y la creación de la Facultad de Medicina del Distrito Federal. (Manuel Solórzano, Jesús Rubio y Raúl Expósito, 2009).

Barberos y sangradores compartieron funciones durante siglos, lo que generó no pocas demandas de intrusismo entre ellos e incluso entre los propios cirujanos, lo que obligó a las autoridades a regular sus funciones y dirimir distintos pleitos que concluyeron en sentencias. Sirva como ejemplo que la función de la sangría fue también de los barberos en el siglo XIII, que en el Reino de Castilla y según el Código “Las Siete Partidas” del Rey Alfonso X el Sabio, figuran con el nombre de Alfajemes, quienes junto con los Barberos deberían afeitar y sangrar en lugares apartados y no en las plazas y en las calles. El 28 de marzo de 1822 bajo el reinado de Fernando VII elProtomedicato desapareció.

El Protocirujanato
La distinción entre médicos y cirujanos no estuvo exenta de problemas, sus disputas tienen orígenes remotos, pero a criterio de varios autores, fue en el siglo XVIII cuando cirujanos de reconocido prestigio y peso político en la corona, iniciaron la creación de los Colegios de Cirugía al objeto de controlar la enseñanza de los cirujanos y el acceso a la profesión de cirujano, cosa que incomodó a los miembros del Real Protomedicato, que siempre consideraron a los médicos “puros” con un nivel superior al de los cirujanos.

El respaldo legislativo de los colegios se inició bajo el reinado de Fernando VI, cuando se crea en Cádiz, en el año 1748, el Real Colegio de Cirugía de la Armada, siendo uno de los más significados promotores, el doctor Pedro Virgili i Berllver, cirujano militar que inició su actividad en los hospitales de Tarragona, Valencia y Cádiz; posteriormente, y ya bajo el reinado de Carlos III, se crea el Real Colegio de Cirugía de Barcelona, impulsado también por el doctor Virgili en el año 1760, cuyo fin era cubrir la necesidad de cirujanos para el ejército. Veinte años después, mediante Real Cédula de 1780, ratificada en 1783 por Carlos III, se establece el Real Colegio de Cirugía de San Carlos de Madrid.

El texto recoge lo siguiente: “Que habiendo entendido desde mi ingreso al trono el decadente estado de la cirugía en estos mis Reinos, …, tuve a bien mandar erigir una Escuela Real de Cirugía en la ciudad de Barcelona, …, para que de este modo se formasen al mismo tiempo cirujanos hábiles para la dotación de los Regimientos, …, como el establecido en Cádiz con reglamento provisional… expedido en el anterior Reynado, con el objeto de que la Marina estubiese surtida de cirujanos hábiles”.

FOTO 8 La Voz de los Ministrantes. La Lanceta

Es importante esta regulación para la profesión enfermera dado que sangradores, flebotomianos, cirujanos menores y comadronas, deberían ser formados, examinados y autorizados para su ejercicio profesional una vez fuera aprobado por el Protomedicato o por el Protocirujanato.

A finales del siglo XVI existían dos tipos de cirujanos, los llamados latinistas que obtenían sus conocimientos en la universidad y sus enseñanzas se formalizaban en latín, y los cirujanos romancistas que se caracterizaban por recibir sus enseñanzas en castellano, formalizaban sus conocimientos fuera del ámbito universitario a través, fundamentalmente, de la práctica diaria arropados por las enseñanzas de cirujanos examinados, razón por la que también se les denomina cirujanos empiristas.

Pero los cirujanos romancistas no eran todos iguales, estaban los propiamente denominados romancistas que solo se dedicaban a las operaciones quirúrgicas y los cirujanos barberos que se dedicaban a operaciones quirúrgicas de menor envergadura así como a realizar sangrías y arreglar pelos y barbas, siendo denominados sangradores aquellos que se dedicaban a la realización de sangrías una vez examinados por un médico o cirujano titulado.

En el año 1617 en la Villa de Madrid, y siendo Rey Felipe III, se publica una Real Pragmática de 7 de noviembre por la que se ordena que los cirujanos deban ser examinados en el Protomedicato, y en el año 1664, se establece también por Real Pragmática, en este caso de Felipe IV fechada en la ciudad de Valladolid el 9 de enero por la que se regula el examen de los médicos y cirujanos romancistas, y los requisitos que debe reunir el tribunal examinador.

El Rey Felipe V en 1717 establece una Real Cédula en la ciudad de Madrid fechada el 2 de enero, por la que se aprueba el plan formativo de los Sangradores, esta Real Cédula pero fechada el día 29 está recogida en el libro en el libro titulado “La Instrucción del Practicante”, cuyo autor es Ricardo Le Preux, primer cirujano de la Casa Real.

En esta Real Cédula se limita a tres el número de veces que podrán examinarse los cirujanos (en los que ha de comprenderse el de Sangrador) en el Tribunal del Protocirujanato y, los examinados residentes en Madrid que quieran dedicarse a esta profesión de la Cirugía, deberán, para poder presentarse a examen, “….oir un curso completo en el Colegio Real de San Carlos, asistiendo á las lecciones teóricas prácticas que se den en él”, además de los requisitos exigidos de haber practicado en un hospital al menos tres años o cuatro, en caso de ser cirujano o sangrador aprobados, todo ello certificado por el Cirujano Mayor del Hospital. Los de fuera de Madrid deberán haber asistido a un curso completo de anatomía práctica y oído por espacio de dos años los tratados quirúrgicos que se explican en las Escuelas o Academias de Cirugía del Reino.

El Protobarberato
A decir de algunos estudiosos e investigadores de la profesión enfermera, “la figura del barbero como predecesor del profesional de la Enfermería ha sido muy importante. Sin embargo, no se le ha tenido la consideración que merece en el estudio de la Historia de la Enfermería”.

Eran unos profesionales que ejercían una actividad curadora, pero que estaban fuera de la regulación del Tribunal del Protomedicato. Su función, además de las propias de la barbería, eran la de realizar sangrías, sanguijuelas, sajaban, ponían ventosas, sacaban muelas, etc.

El Barbero es otras de las denominaciones claves dentro del contexto de las profesiones sanitarias. Ya en 1500 funcionaba el Protobarberato como institución independiente del Protomedicato”.

En el año 1500 se legisló por Pragmática Sanción de los Reyes Católicos dictada en Segovia el 9 de abril de 1500, otro órgano examinador, el Protobarberato, entidad independiente del Protomedicato, estableciendo los exámenes a barberos, y la pena “de los que sin requisito pusieran tienda para sangrar, y hacer las demas operaciones que se expresan”.

De la Pragmática extraemos este párrafo como significativo del intento regulador de los Reyes: Mandamos, que los Barberos y Exâminadores mayores de aquí adelante no consientan ni den lugar que ningún barbero, ni otra persona alguna pueda poner tienda para sajar ni sangrar, ni echar sangüijuelas ni ventosas, ni sacar dientes ni muelas, sin ser exâminado primeramente por los dichos nuestros Barberos mayores personalmente, so pena que cualquiera que usare las cosas suso dichas, ó de cualquiera dellas sin ser exâminado, como dicho es, sea inhábil perpetuamente para usar de dicho oficio y mas pague dos mil maravedís de pena para nuestra Cámara,y mil maravedís para los dichos nuestros Barberos mayores; y del mismo hecho haya perdido y pierda la tienda que así tuviere puesta; pero que cualquiera que quisiere afeytar de navaja ó tixera, sin ser axâminado y sin su licencia; pero mandamos, que no pueda usar ni use del Arte de la Flobotomía, ni sangrar ni sajar, ni sacar diente ni muela sin ser axâminado, como dicho es, so la dicha pena…”.

FOTO 9 Alfonso XIII. (Fotografía: La Razón). La Asamblea de practicantes de 1902

Sin embargo, existía ya constancia documental de su existencia cuando se redactaron Las Partidas de Alfonso X entre los años 1256 y 1265 con el nombre de “Alfajeme”.

Un siglo después, en el año 1310, aparece una Cofradía de Barberos y Cirujanos en la Comunidad Valenciana, recogiendo sus estatutos que el examen para la obtención de la capacitación para ejercer, consistiría en un ejercicio teórico y otro práctico.

En Barcelona en el año 1408 existía otra cofradía de cirujanos y barberos, la cual fue elevada a la categoría de Colegio en el año 1485 por el Rey Alfonso V de Trastámara, llamado el Magnánimo.

El importante papel jugado por los barberos como unos profesionales más en el complejo entramado de oficios que intervienen en la salud de los ciudadanos, está recogido en distintas citas publicadas por autores de reconocido prestigio en el campo de la investigación sobre los orígenes de la enfermería. Se recogen a continuación algunas de ellas:
Por otro lado, y algo posterior en el tiempo, cobra entidad propia el cuerpo de Barberos-Sangradores, rama desgajada de los cirujanos menores; y que se dedican más concretamente a determinadas actividades técnicas como sangrías, curas, extracciones de piezas dentarias… Suelen ser seglares que recorren las distintas ciudades ofreciendo sus servicios”.

A decir de algunos autores los barberos sangradores y los sangradores flebotomianos fueron quizá los profesionales más característicos de la práctica empírica de la medicina en la España Moderna. Su ejercicio estuvo asociado a la vigencia de la técnica delegada de la medicina, la sangría, que diera lugar a sesudos enfrentamientos entre defensores y detractores de sus indicaciones y eficacia terapéutica”.

FOTO 10 El libro: Las Carreras Auxiliares Médicas

Sin embargo, con la aparición de la Congregación de Cirujanos y Sangradores y su incorporación a la Hermandad de San Cosme y San Damián, estos se fueron haciendo fuertes frente a los Barberos, interponiendo continuas demandas por intrusismo ante el Consejo de Estado que les fueron quitando competencias a los Barberos y dándoselas a los Sangradores.

Los Barberos llegaron a tener una Sociedad de Socorros Mutuos de peluqueros y barberos residentes en Madrid en el año 1876 y que fue revisada y actualizada en el año 1879.

Agradecimientos:
Carmen Sánchez Macarro
Carlos Álvarez Nebreda
Raúl Expósito González
Colegio de Enfermería de Salamanca

Fotografías:
Han sido obtenidas del propio libro de los cien años: de Álvarez Nebreda, Carlos C.: Siervas de María, Ministras de los enfermos. Centenario  del primer  programa  formativo  oficial  para enfermeras (1915-1917).  Ed. Colegio  Oficial  de Enfermeras de Madrid. Madrid 1915, con la autorización del fotógrafo Fernando Berenjeno. Las fotos de las páginas 37, 38, 39, 78, 79, 81, 83, 86, 104, 105 y 106 han sido obtenidas de: Puerto Sarmiento, Javier y del Castillo García, Benito: “La mujer en la publicidad farmacéutica durante la primera mitad del siglo XX.” Ed. Instituto de Comunicación  Científica.

Manuel Solórzano Sánchez
Graduado en Enfermería. Servicio de Traumatología. Hospital Universitario Donostia de San Sebastián. OSI- Donostialdea. Osakidetza- Servicio Vasco de Salud
Insignia de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.
Miembro no numerario de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País. (RSBAP)